viernes, 15 de junio de 2012

Tino en los cielos

Reino de los Cielos, 22 de Septiembre de 1991, 8:22 am

Llega a las puertas del Cielo un tipo con aspecto extravagante. Viste una cazadora negra con lentejuelas y un sombrero, también negro, de vaquero. Se acerca a recepción y le da su nombre a San Pedro.

-Casal Álvarez, José Celestino. Me acaban de llamar mientras estaba en el Puente de los Franceses de Madrid.

-Ah...-dijo el santo- debes de ser el cantante, el que se acaba de matar en el accidente del Corsa blanco.

-Así es.- asintió Tino.

San Pedro se fue un momento al almacén y al rato sacó unas alas blancas y una túnica también blanca.

-Verá, señor Casal... Aquí tenemos unas normas de uniforme. Ha de ponerse esto.

El cantante, compungido, se quitó su ropa y se puso la que le ofrecía San Pedro. Por su cara, se veía que no le molaba nada aquello...

-Bien, parece que he escogido la talla correcta de túnica. -dijo tendiéndole una llave como las de los hoteles- Su nuevo hogar está en Querubín Avenue 1950.

Tras esto, el santo abrió las puertas del Cielo y Tino se dedicó a buscar su casa. Resultó ser la típica casa chalet, pero sin jardín ni piscina (estamos en el Cielo). Entró en la casa, con cara de fastidio.

Cagonros! Odio esta ropa... Aunque quizá... -su cara se iluminó con una sonrisa de niño travieso-podamos hacer algo...

Buscó por toda la casa un costurero, tintes y pañuelos.

Aquel mismo mediodía, en la llamada para el Ángelus, salió de su casa con un estilo diferente a la iglesia. Sus alas estaban teñidas de rojo y estampadas de leopardo en las orillas, y de su parte superior colgaban pañuelos decorados con lentejuelas. Su túnica era ahora negra con una gran salamandra naranja en el pecho, con un gran cinturón azul.

Al ver San Pedro al nuevo inquilino, le echó la divina bronca tras interceptar su camino.

-¡CASAL! Como te vea el jefe... ¿Pero estás majareta o qué? Con esas pintas te podrían mandar al infierno... No creo que te haga ninguna gracia que te cuezan en una olla en pelotas... Anda, vamos al almacén que te dé ropa nueva...-dijo dándole la espalda.

-¡No!-gritó Tino- ¿Sabe qué? Yo hacía feliz a la gente vestido así... Es como me recuerdan... La vida aquí es un asco. ¿Se supone que es aquí donde vienen los buenos? ¡Es una tortura! Todo el día rezando... Mire, esta noche voy a hacer un gran concierto... Si no funciona, tu jefe me puede mandar al infierno, si funciona deje a esta gente ser como quieran.-dijo antes de empezar a cantar una canción que había compuesto en vida, Que digan misa

http://www.youtube.com/watch?v=-XCiXZyLMY4

-Acepto su reto. ¿Qué necesitas?

-Quiero un escenario grandecito, focos y un gran tapiz con el dibujo de una salamandra. De esta salamandra.-recalcó Tino señalándose el pecho.

Aquella misma noche lo tuvo todo, salvo los focos pues iban a usar las estrellas. Tino se mordía las uñas en el camerino.

-Cagonros...La he liado... Si fallo, me hervirán en una olla, y no me dejarán ponerme ni calzoncillos para taparme las vergüenzas...

Tocaron a la puerta. Era el arcángel Miguel, al que habían colocado de organizador de todo aquel tinglado.

-En cinco minutos sales.

Tino no pudo esperar. Se asomó tímidamente al escenario y vio un trono dorado con tapicería de cebra. Su querido trono. Y gritos de los espectadores, ansiosos porque saliera. Eso le subió muchísimo los ánimos, más de lo que le dejarían volar las alas.

Salió al escenario y los gritos aumentaron.

-Bueno, bueno, bueno...-dijo tímidamente cuando cogió el micro- Estoy muy emocionado y a la vez asustado... Nunca había cantado sobre el cielo. Deberíais saber que soy muy tímido... Así que para romper el hielo, os voy a contar una historia. Trata de una noche de resaca, ya sabéis las fiestas que se pegan los mortales... Se titula Miel en la nevera.

http://www.youtube.com/watch?v=7VGXTJe3OUs

Toda la noche cantó las canciones que había compuesto cuando estaba vivo, se lo pasó como nunca bailando y cantando con los ángeles... Le pedían bises...

Cuando acabó el concierto, San Pedro le esperaba en el camerino.

-¿Me va a mandar al infierno?-dijo asustado el artista.

-No, no...-dijo riendo el santo- Te has salido del tiesto y el jefe quiere que toques todas las noches. Y el reto... Tus compañeros son libres. Podrán ser como quieran.

miércoles, 13 de junio de 2012

El tren en domingo

Todo silencio. En el tren del domingo todos están entretenidos (los pocos pasajeros aparte de una servidora) leyendo algún libro, jugando o chateando con  el móvil. Hasta los revisores se aburren ante la falta de trabajo, tanto que ni siquiera se molestan en pedirme la tarjeta cuando entro, pues hay uno que cuando paso ante él no levanta la mirada del móvil y el otro ni ha entrado, pero, cuando lo hace, no se da cuenta de mi presencia y se sienta en un asiento a dos vagones de mí.

Al menos esto es preferible a la infestación de críos que hay e el metro en la víspera de Reyes. Viajas en el metro rodeado de chillidos infantiles, ansiosos por la llegada de esa mágica noche.

El dulce traqueteo del tren me adormila y me acuna con su sonido, como una madre que arropa a su bebé. Con otros no tiene esa facultad, pero por lo visto conmigo sí, pero sé que debo resistir para no pasarme de parada. 

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